14 de febrero de 2013

Crónica de Crucified Barbara, Sala El Sol (Madrid), 6/02/2013



Supongo que muchos de los que asistimos a ver a las suecas desconocíamos totalmente lo que íbamos a presenciar. Una banda integrada por cuatro chicas que se encuentran en un momento de auge en la escena. Se mueven entre un Hard Rock punkarrilla, el heavy metal y el sleaze rock.

Comenzaron pisando fuerte y desplegaron sus habilidades con “The Crucifier” (grandísimo tema para iniciar los conciertos), “Play me hard”, “Rock me like the devil”, “Pain and pleasure”, “Shut your mouth”, “Rules and bones” y “Into the fire”, una de las mejores canciones de las suecas, auténtica bomba musical.


                          Crucified Barbara.
                          Foto: Unlimited Rock Magazine


Simplemente con ver la mitad del repertorio del concierto se supo que estas chicas están destinadas a llegar muy lejos. Mostraron un arsenal de calidad y de actitud que a cuantos grupos ya consolidados les gustaría tener. Las cuatro chicas tienen un gran dominio del papel que les toca desempeñar, una batería que golpeó con la misma rabia de una banda de hardcore punk, una bajista que supo atraerse la simpatía del público y dos guitarras de oro al igual que la voz y los solos de Mia Coldheart.

La fiesta llegaba a una transición con “Jennyfer”, canción que si fuera interpretada en un estadio sería otra joya para los oídos de los asistentes.

La caña burra continuaba con “Rock´n´roll bachelor”, “Losing the game”, “In distorsion we trust” y los bises serían “Everything we need” y “Sex action”.


 
                          Crucified Barbara.
                          Foto: Unlimited Rock Magazine
 

Para muchos el concierto debería haber durado más, algo que es cierto, pero nadie podrá decir que aquello fue un fiasco o fracaso de noche. No exagero al decir que estamos ante un tesoro a repartir grandes momentos al rock and roll. Pese a que muchos se queden con la imagen de “cuatro tías buenas con instrumentos”, estamos ante una banda que puede revolucionar muchas cosas o abrir el camino a muchas chicas interesadas en expresar sus inquietudes musicales. Todo esto hace a uno pensar la total necesidad de potenciar el papel de la mujer en la música (claro está que no tendría cabida el producto musical de la gran industria que venden mujeres objetos), la renovación o revolución musical tan necesaria estoy seguro que llegaría.
 

13 de febrero de 2013

Crónica de Napalm Death, Sala Ritmo y Compás (Madrid), 4/02/2013



No me equivocaría en decir que Napalm Death han arrasado todas las ciudades por donde han pasado en su gira por España y podría terminar la crónica aquí, porque esa es la palabra, ARRASAR. Simplemente sólo había que ver el ambiente de la calle de la Sala Ritmo y Compás, espacio que desgraciadamente tendrá que cerrar sus puertas a principios de marzo. Destacando también que han agotado entradas en varias noches y bastantes personas se quedaron con las ganas de verles. Pero el ambiente en la calle y el “sold out” era el aperitivo a todo lo que estaba por llegar.

Los de Birmingham estuvieron acompañados de dos bandas teloneras que demostraron un nivel brutal, ambas formaciones madrileñas, Hindrance y Teething. Algo grande tenía que estar pasando esa noche del 4 de febrero para que estos dos grupos consiguieran reunir más público que Comeback Kid o Deez Nuts en sus visitas respectivas el pasado año y en la misma sala. Hindrance golpearon primero con un grindcore muy crudo y machacón, al estilo de Looking For An Answer. No dejaron ningún momento de respiro. 

Los siguientes en demostrar su calidad fueron Teething y lo hicieron a base de bien. Con más espacio que Hindrance para un sonido algo más “melódico” desplegaron un interesante abanico de estilos, metalcore, grindcore, crust… Una actuación de nota muy alta en el que todos los miembros cumplieron con creces la responsabilidad de ser la antesala a la masacre llamada Napalm Death. A destacar la hiperactividad que mostró el vocalista en la actuación, bajando del escenario, subiendo a los altavoces de la sala, encaramándose a la barandilla de la planta de arriba, etc. Simplemente máximo respeto para estos dos grupazos que supieron estar a la altura de ser los teloneros de los reyes del grindcore.


                            Teething.
                            Foto: Unlimited Rock Magazine


Llegaba la hora de la verdad con Napalm Death, si con Hindrance y Teething la sala estaba llena, ahora no había espacio ni para el oxígeno. Tocaron un “setlist” de veinticuatro temas del tirón, apenas hubo descanso. Hora y unos pocos minutos de un grandísimo concierto para jamás olvidarlo. La fiesta comenzaba con “Circumspect”, “Errors in the signals”, “Everyday Pox”, “Can´t play, won´t pay”, “Protection Racket”, “Silence is deafening”, “The wolf I feed”, “Mass appeal madness”, “Practice what you preach”, “Lucid fairytale”, “Continuing war on stupidity”, “Dead” y “Deceiver”.

Mostraron una contundencia impresionante, una batería que no paraba de golpear y macharte los tímpanos, el bajo y la guitarra no quedaban atrás y la voz de Barney es jodidamente increíble escucharla en directo. Tampoco se olvidaron de entre canción y canción mandar mensajes anticapitalistas y antifascistas, si son grandes no es sólo por su música sino también por el mensaje que mandan y que más de treinta años después mantienen.


                            Napalm Death.
                            Foto: Unlimited Rock Magazine 


El resto de temas fueron “On the brink of extinction”, “Unchallenged hate”, “Nom de guerre”, “Suffer the children”, “In the truth be known”, “Nazi punks fuck off” (grandísima versión), “Scum”, “Life?”, “The kill”, “You suffer” y “Siege of power”. Realizaron un repaso a su discografía, pero sobre todo centrándose en sus álbumes Scum, From Enslavement To Obliteration y, el último sacado el pasado año, Utilitarian.


                            Napalm Death.
                            Foto: Unlimited Rock Magazine


Un concierto sobresaliente, Napalm Death al 100% de rendimiento y un público totalmente entregado. Superan los treinta años de existencia como banda y le ponen más ganas y valor a lo que hacen que muchos otros jovencitos que a los cuarenta minutos ya están cansados encima del escenario. Larga vida a Napalm Death.