Un
solo escenario, un nuevo formato de festival, compacto, intenso, sin
descanso, en una única jornada de heavy
metal con un running order discutible y alguna otra pega, esperaban a los más de
20.000 metaleros que acudimos al recinto a disfrutar de un gran festival.
El
tempranero horario de viernes no nos permitió disfrutar de los primeros shows
de la tarde. Tras entrar en el recinto, esperar un buen rato por un par de
bocatas y un mini de oro líquido, conseguimos meternos en el anfiteatro una vez
empezado el concierto de Ghost.
Aprovechamos ese rato para disfrutar de los bocatas y la cerveza, y no de un
aburrido concierto del grupo de moda en el panorama internacional, que
aburrieron hasta la saciedad. El Papa Emeritus II presentó su último LP que no
cuajó en el público, que contaba los minutos que quedaban hasta el inicio de la
Doncella de Hierro.
Iron
Maiden
A
pesar de retrasar un poco la hora del concierto, las 9 de la tarde no es hora
para que salgan los Maiden al
escenario con “Moonchild” y un sol cegador a la derecha del escenario. Un
comienzo soleado y ventoso con un mal sonido que deslucieron grandes temas como
“Can I play with Madness”, “Two minutes
to midnight” o “Afraid to shoot
strangers”. Según avanzaba la luna, el sonido mejoraba y la magistral
pareja Dickinson-Harris no dejaba de
saltar y correr, hacían las delicias de un anfiteatro casi lleno que
respondía al unísono a los “Scream for me Madrid!” de Bruce.
“The Trooper”, “The number of the beast”, “Run to the
hills”, “Wasted Years”… ¿Qué
más se puede pedir? Que los tres hachas se entrelacen en “Seventh son of a seventh son”. Que Nicko McBrain aporree su batería acompañada de llamaradas y
fogonazos. Que se sucedan Eddies en cada canción. Que se calle Bruce para escuchar un “Fear of the Dark” escalofriante por
parte del público. Bestiales… Simplemente
Iron Maiden.
En
el bis pudimos escuchar “Aces High”, “The
Evil that men do” y cómo no, “Running
Free”. Un gran concierto en general, con algún aspecto mejorable pero que
hizo disfrutar a todo aquel que pagó la entrada.
Anthrax
Sin
duda alguna los triunfadores de la noche. Desde el primer momento dejaron
claras sus ganas de reventar el escenario con “Among the Living” y “Caught
in a Mosh”. Unos hiperactivos Scott
Ian, Joey Belladona y Frank Bello,
secundados perfectamente por un Charlie
Benante atronador, que hicieron agitar las cabezas de los presentes hasta
rozar el esguince cervical. “I am the
Law” e “In the End”, dieron paso
a una celebradísima versión del “TNT”
de los ACDC.
Con
“Got the Time” homenajearon a los
grandísimo Dimebag Darrel y Ronnie James Dio, cuyos rostros presidían el
escenario. Momento emotivo que se completó con otro recuerdo al
recientemente fallecido Jeff Hanneman
tocando los primeros acordes de “Raining
Blood”.
El
éxtasis llegó cuando el público entregado jaleaba el mítico “Antisocial” con el que se despidieron unos grandísimos Anthrax a los que esperamos volver a
ver pronto en la capital.
Megadeth
Después
del subidón de sus compañeros del Big
Four, Mustaine y los suyos
tuvieron un comienzo apático con un “Trust”
y “Hangar 18” deslucidos con un mal
sonido. Presentaron un setlist un tanto extraño en el que no cuajaron temas más
nuevos como “Kingmaker” y “Public Enemy No.1” en los que
luchábamos por escuchar la voz y la guitarra de Mustaine. Difícil iban a tener levantar el show.
No
obstante, por momentos lo consiguieron con los grandes clásicos “Countdown to Extinction” y “Sweating Bullets”. El concierto fue
mejorando a pesar de las pantallas en las que se sucedían imágenes bélicas muy
yankees que no aportaban nada al show. La cosa siguió con un enorme Chris Broderick a la guitarra que
prácticamente se come a Dave con sus
solos que levantaron a un público con
“Symphony of Destruction” y “Peace
sells”, para terminar con el bis de “Holy
Wars” que finalmente dejaron con buen sabor de boca a lso presentes tras un
comienzo dubitativo.
Avantasia
Tras
tres cuartos de hora de retraso, apareció Tobias
Sammet al escenario sorprendido de ver el anfiteatro tan lleno a las 2:45
de la mañana, y es que fue difícil asumir un concierto de Avantasia después tanto trash. No obstante los muchos que decidimos
aguantar, disfrutamos de un conciertazo en toda regla con muchos invitados al
escenario que nos hicieron disfrutar y mucho de lo que, según Tobias, fue una pequeña idea de lo que
es Avantasia. Realizaron un setlist
más corto de lo habitual para poder disfrutar del proyecto pero fue muy
acertado, revisando sobre todo su primer disco.
El
primer ilustre en aparecer fue Ronnie
Atkins (Pretty Maids) para acompañar a Sammet
en “The Scarecrow”, seguido de Bob Catley (Magnum) en “The Story ain’t over”.
El nombre más celebrado por los fans fue sin duda Michael Kiske (Helloween) que arrolló sobre el escenario formando
una gran pareja con Tobias. En “Farewell” tuvo una actuación estelar
la corista principal de la banda Amanda
Sommerville que continuó con la gran voz de Eric Martin (Mr. Big) y el temazo “Dying for an Angel”.
Como
colofón de un festival que tocaba las 4 de la madrugada, Tobias Sammet, que estuvo espectacular todo el concierto, reunió a
todo el elenco de voces sobre el escenario para cerrar con “Sign of the Cross/The Seven Angels”.
En
resumen, fue un gran festival con grandes bandas, que suponemos debido a la
crisis se vio reducido y que esperamos que vuelva a celebrarse en ese gran
recinto pero con más escenarios y más bandas y sin Black Circle: esa zona VIP a
casi 100 euros que se suponía “Sold out” y que no dejaba disfrutar a los
presentes de un buen lugar cercano al escenario, a pesar de los grandes huecos
que presentaba.
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